Miguel Ángel., es un varón de 19 años con discapcidad intelectual moderada secundaria a padecer un síndrome de X-frágil (vulnerabilidad genética). Vive en el domicilio familiar con sus padres. Esta integrado en una empresa social donde actualmente trabaja en el taller de encuadernación. Desde la segunda infancia presenta tics complejos (se muerde los nudillos de las manos hasta producirse escoriaciones. Este cuadro aumenta en periodos de distrés (condición contribuyente psicológica) y en ocasiones ha requerido medidas especiales de protección (en el trabajo lleva guantes de conducción). Hace tres años presentó un cuadro tipificado de “psicosis”, y sigue tratamiento desde entonces con Risperidona 3 mg/día.
Desde hace dos meses Miguel Ángel presenta un comportamiento autoagresivo (se golpea la cabeza contra la pared o la mesa de trabajo), y conducta estereotipada (pregunta constantemente la hora que es y deambula por la habitación con un patrón característico), especialmente cuando se le insiste y se le obliga a permanecer en su sitio (condición precursora social). Ante este episodio se ha intensificado el control por los cuidadores y se remite a su médico habitual para evaluación, que actúa incrementando la dosis de antipsicótico a 10 mg/día con empeoramiento del cuadro por lo que se remite a un centro especializado en RM.
Se efectúa una exploración médica completa, analítica general, función tiroidea, radiografía de tórax, y electroencefalograma, resultando todo normal. Se remite a odontología al apreciar un mal cuidado dental y falta de revisiones en los últimos ocho años (esta evaluación se pospone ante la negativa del paciente y las dificultades de contención). Se solicita evaluación detallada de su comportamiento en casa y en el trabajo que indica un patrón similar de problemas en ambos entornos. La evaluación psicopatológica no revela síntomas de psicosis o depresión. El patrón de comportamiento motor es compatible con acatisia, un tipo de inquietud e imposibilidad de permanecer quieto (condición contribuyente médica) como efecto secundario de los medicamentos antipsicóticos (vulnerabilidad médica), por lo que se retira el tratamiento y la conducta mejora a los pocos días.